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Dossier, excelente espacio de TeleSur, en manos de la brillante e intencionada conducción del veterano periodista venezolano Walter Martínez, cuyo prestigio internacional es bien conocido en los medios, por lo que es virtualmente alabado y vituperado a la par, con saña y pasión, como suele acontecer con los talentosos privilegiados en estos lares... Dossier, pues, dedicó parte de su apretada agenda a pasar revista a la celebración de los Primeros de Mayo en el orbe: manifestaciones callejeras, obreros y empleados públicos enfrentados a las fuerzas policíacas, igual en Europa que en los Estados Unidos, en Grecia ¡cómo no!, como en Washington, con motivo del alto nivel del desempleo y la miseria galopante. Le faltaron algunas naciones, sobre todo las del continente negro. Y para cerrar con broche de oro y optimismo a ultranza, Walter llenó las pantallas de los televisores con la magia del sincronizado, masivo, vistoso y colorido Primero de Mayo en la Plaza de la Revolución de La Habana, capital de la Isla de la Libertad. ¿Qué clase obrera era esa, que desfilaba sin reclamos ni quejas? Ah, ¡qué chasco! Ese desfile, no era de obreros, ¿cómo se puede hablar de clase en el socialismo del siglo XXI?, sino de empleados públicos, acompañados por sus respectivas familias, en una marcha patriótica que nada tiene que ver con el Día del Trabajo.
Los que soleados y veloces saludaban a los jerarcas entronizados en la Tribuna, ¿qué festejaban? El pleno empleo, el bienestar de vivienda, transporte, educación y salud pública sin tacha, la máxima aspiración de ser cremados… Y amén. Que cuando los muertos se van de rumba, los vivos se callan. El silencio es un derecho inalienable.
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