Image by Shanghai Cowgirl via Flickr
Existe la más profunda sospecha de que la bulla de los blogueros conviene al régimen de Castro por aquello de que "hablen mal de mí, no importa, ¡pero que hablen!", dicho que responde de manera cabal a ese afán (obsesión) tan particular del Coma-andante, siempre a la caza del más mínimo incidente (o accidente) para estar siempre en la mirilla, bajo el foco de luz pública. Presencia antes que ausencia.Así, el juego de la blogosfera consiste en la extraña relación entre el uso del lenguaje (a veces cifrado) y la acción: ¿si hablo no actúo?
Traicionar convicciones, enfrentar un sistema de valores (políticos, culturales, éticos...) en una guerra de posiciones donde, por un lado, el Estado no dice y por otro, obliga a decir (dicta lo que se puede decir y lo que se puede hacer), todo ello relacionado con la circulación de información(es): las cosas suelen ser el revés de lo que parecen y entonces la acción en relación al discurso, al lenguaje, se resuelve en la forma o manera que tiene el Estado de pulsar opiniones (una de ellas, cuando hace circular bolas antes de establecer por decreto medidas económicas o de cualquier otra índole).
Resumiendo
Y aunque parecen lejanos los tiempos de las tropelías contra los 75, no hay que perder de vista al lobo... ¡todavía le quedan dientes!
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