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Como si no hubiera sido: Silvio Rodriguez en el Carnegie Hall, al cabo de 30 años, removió nostalgias a los más de dos mil espectadores que acudieron a las dos formales presentaciones anunciadas. Veinte años decía Gardel que mo es nada, ¡pero 30! son demasiado para recuerdos y añoranzas: este no es el Silvio amado por jóvenes rebeldes e iconoclastas, la era que parió un corazón, en los 60,ahora se inscribe en las eras imaginarias de Lezama: en fin, que decepción bastante el trovador a aquellos que soñaban con un reverdecer: aquellos de ayer, mezclilla y tenis, hoy peinan respetables canas y su atuendo es bien discreto, casi oficinesco.
Al cabo, no saben si agradecerle al genial músico, el derroche de valentía conque abordó el delicado tema de los presos políticos en las cárceles cubanas. Cuestión de vergüenza, a la larga.
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