En pelota... la pelota

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Industriales y Villa Clara se disputaban el campeonato del deporte nacional, en legítima dispersión y relajación de mentes ante las desgracias climáticas-terremotos, maremotos, lluvias dispensadas a granel -, huelgas de hambre de los presos políticos: muertes a tutiplén. Ya se sabe el peligro de las tensiones acumuladas. ¡Que mejor desahogo que la pelota! La adrenalina se consume en el griterío, las malas palabras, las mentadas de madre a los árbitros y otras ingenuidades por el estilo. ¡Qué suerte tiene el cubano! La pelota, que aún no participa en las Olimpiadas, podría estudiarse como terapia colectiva por los gobernantes del continente y hasta por los de las naciones europeas, por aquello de evadir un tanto la cagástrofe de los despidos laborales masivos, los desempleados, en suma, los sin laburo, sin trabajo, sin pan y sin fe. Cuestiones muy post, post, post modernas que datan de antaño. ¿o no?