Según T.B.
El profesor se ha vuelto loco de tanto estudiar cocuyos. En el asilo donde lo internan deciden observar su conducta, pero como hay que esperar a la noche ordenan al oficial de turno que se ocupe de él. Mientras el profesor caza, el otro lo sigue a todas partes y anota sus desvaríos. Por suerte, la luz del insecto ilumina la escena y facilita el trabajo de ambos. Solo los interrumpe el paso de un tren. Algunos pasajeros se ríen del profesor y no es para menos. Luce ridículo corriendo de un lado a otro. Dice que no hay nada más precioso que la luz, y el oficial lo anota. Que su mente está llena de luz. Ahora se pone delante de dos focos que van aumentando a toda velocidad y los intenta atrapar con unos pomitos. La escena se ilumina crudamente. El tren pasa sobre el profesor y el oficial anota que nadie había previsto semejante detalle.
La Oveja Negra
En un lejano país existió hace muchos años una oveja negra.
Fue fusilada.
Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque.
Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura.
(Arturo Monterroso, en El Cuentero, publicación trimestral del Centro de formación literaria “Onelio Jorge Cardoso”, Año 1, No. 02 junio 2006).
Canción cubana
¡Ay, José, así no se puede!
¡Ay, José, así no sé!
¡Ay, José, así no!
¡Ay, José, así!
¡Ay, José!
¡Ay!
(Guillermo Cabrera Infante, en Exorcismos de esti(l)o,1976)
Poemas de la antología Otras Islas
S/T
De varias patrias mi hermana trae las nueces que comemos para hacernos súbditos. Yo que descreí el favor de la humedad y madre la enviaba con sus piernas húmedas a negociar la paz, a ocupar el puesto de varón que nos trajera nueces las reales de cada día y prometidas mil de los nombres que maldigo y madre escupe, porque ésta sale al mundo, y yo vengo a las domésticas con todo atuendo de cocina y puta de reparto, para mimarla luego que regresa humedecida, de varias patrias, con las nueces que comemos de su mano.
Yansy Sánchez Fernández(Santiago de Cuba,1981). Poeta y narrador. Licenciado en Filología. Tiene publicados los libros de poesía: “Té para Bárbaros” y “Maldita sea”.
S/T
Tuve una casa, una ciudad, una provincia, un país.
Ángel Escobar
Pero no habité la casa ni la ciudad ni la provincia ni el país.
Estuve encerrada sin la mención.
Solo epílogos sostenedores de aquí y allá existes.
Ventanas de palo y balcón.
Habité en el librero y en el seudónimo exterior.
Transité de nombre en nombre.
Cada lugar un repuesto.
La fiebre de mención sobrecogía
cada vez en la carretera una valla:
Aquí termina
Aquí empieza
el mundo recortado, el puzzle de lo humano.
Observaba de un lado a otro
reconocía la misma hierba y el mismo polvo.
Estuve encerrada sin la mención.
Solo epílogos sostenedores de aquí y allá existes.
Ventanas de palo y balcón.
Habité en el librero y en el seudónimo exterior.
Transité de nombre en nombre.
Cada lugar un repuesto.
La fiebre de mención sobrecogía
cada vez en la carretera una valla:
Aquí termina
Aquí empieza
el mundo recortado, el puzzle de lo humano.
Observaba de un lado a otro
reconocía la misma hierba y el mismo polvo.
Nailé Piñeiro (Banes, 1974).
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