
A la excelencia de fotografía y puesta en escena, hay que sumar la regia dirección de actores-el elenco es el mismo que subió a las tablas-, confirmando a Cremata como el mejor director de actores hoy por hoy en el sétimo arte cubano.
La historia puede suceder en cualquier parte: el argumento gira en torno a la muerte de un joven en el Parque Central de La Habana, Son once capítulos de un informe policial alrededor de ese hecho y transcurre durante dos madrugadas donde se aborda con crudeza la corrupción oficial-policías, jueces…- la prostitución gay y el leve, efímero aliento del verdadero amor. Película oscura, maldita, ácida, según declarara el realizador a la prensa, Chamaco va en clave de tragedia griega-destino adverso, triunfo del Mal-, y ofrece, en bandeja de plata, una agresiva, crítica mirada a la sociedad cubana contemporánea, con total deshibición formal y mejor valentía moral.