Image by dul_conte via Flickr
La televisión cubana ha comenzado, con cautela y previa selección, a mostrar los cortos de ficción y documentales de los llamados nuevos realizadores, jóvenes cineastas, en su mayoría graduados del Instituto Superior de Arte -Facultad de los Medios Audiovisuales- y de la escuela de cine de San Antonio de los Baños. O pertenecientes al Movimiento Nacional de Vídeo y al propio staff de sus telecentros.Los nuevos realizadores abordan con mirada crítica aspectos de la realidad socialista en que viven los isleños: marginalidad, penurias económicas, escasez de viviendas, barrios insalubres, insatisfacciones de todo tipo, incluidas las que tienen que ver con los tótem del sistema: la educación y la salud públicas. También dirigen su mirada al pasado y recuperan para la memoria colectiva personalidades intelectuales (Jorge Mañach, Conchita Fernández, Eduardo Robreño…). Más ingeniosos que imaginativos tienen buena técnica, dominan la fotografía, la edición, el sonido, utilizan con intencionalidad la música. Algunos de esto realizadores provienen del diseño, de realizar spots publicitarios de ministerios y organismos oficiales para la TV: en fin, son dueños de la imagen en su total visualidad. Ante la censura(¡cuándo no!) utilizan metáforas, elipsis, el final abierto... Pretenden, sobre todo en el género documental, suplir las carencias, las omisiones y el silencio de los medios de comunicación gubernamentales-los únicos que existen en el país. De ahí su afán de dar noticia, de mostrar, de hacer público lo cotidiano de la gente, como se vive el día a día en un país bloqueado, subdesarrollado, traumatizado con la guerra imperialista tan anunciada desde hace cincuenta años –lobo que no acaba de llegar, ¡Solavaya! País saturado de mitos ideológicos –y de los otros-; con telarañas mentales, subjetivismos y tabúes por centenas. De ahí que muchos documentales devienen reportajes más o menos bien logrados.
Desgajados del compromiso ético-que no de la ética-, de la didáctica-que no de la verdad-, consecuentes y disímiles en su hacer, nada originales, los nuevos realizadores son ambiciosos y voraces en la búsqueda de espacios y un lugar bajo el sol. A la larga, muchos se integrarán, se adaptarán a la noria productiva audiovisual imperante : los menos, los más talentosos y radicales ¡sufrirán! ¿No es ese el sino del artista?
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