Image via WikipediaAudacia, desenfado, variedad temática, imaginación, creatividad y talento a todo trapo son las credenciales de los nuevos realizadores cubanos, jóvenes cuyas edades oscilan entre los 14 y 35 años, deseosos de filmar, grabar a como de lugar, saltando por encima de obstáculos de todo tipo, tanto económicos como ideológicos. Para que tengan una idea de lo que son capaces de hacer, les comento, como botón de muestra, dos cortos de ficción vistos en la 7ma. Muestra, realizada en 2008. Dos joyas, a su manera y riesgo.
La guerra de las canicas
Esta es una historia realista, cual crónica de costumbres del día a día que puede pasar en cualquier pueblecito o barrio de Cuba, tragedia que pone sobre el tapete arduas cuestiones que afectan el ser cubano, como el machismo irredento, el alcoholismo y las acciones marginales para “luchar” o buscarse la sobrevivencia. Un juego de niños que de repente involucra a sus mayores en un duelo a muerte. Desenlace abierto, pero mortal, sin lugar a dudas, la puesta en escena-al aire libre, en la calle y en el patio trasero de una casa, donde se asiste al descuartizamiento de un puerquito, para pasarlo entre amigos, bebiendo ron y comiendo chicharrones, asegura efectivo uso de la luz, en los planos americanos y los medios, en picados y contrapicados sugerentes, narrativos. Secuencias muy visuales, donde el diálogo es parco y exacto: sabemos lo que está pasando porque lo vemos, no porque lo hablen. Dirigidos por Wilbert Noguel y Adrián Ricardo Hartill, el guión de Noguel es perfecto en su dramaturgia, que acude al suspenso casi policíaco.La edición y la fotografía de Yoelvis Rodríguez, justa como trabajo en equipo bien llevado y la música de Elvira Peña-electroacústica- amén del sonido de Luis Acosta, redondean el video, de solo once minutos en DVD. Impactante. Producción independiente, 2007.
El patio de mi casa
De la muy premiada directora Patricia Ramos este es un poema audiovisual, de solo trece minutos de duración, producido por el Centro Memorial Dr. Martin Luther King, con guión de la propia directora y excelente fotografía de Lily Suárez, donde huelgan asimismo las palabras, todo es acción, morosa acción donde los ojos se detienen en el lavadero, en el agua que corre, mientras una cansada y hermosa mujer suspende la vida en su ritual de lavado de la ropa familiar. Rodeada de niños, de sus padres, a quienes atiende a la par que sacude y enjuaga los tejidos, esta mujer tiene ensoñaciones eróticas, al igual que su anciana madre. Un electricista viene a complejizar la trama, hombre en e gallinero ajeno. Este patio cubano tiene la simplicidad de la grandeza en su lograda plasticidad pictórica y visual. Belleza que no omite, más bien señala, soterrada y astutamente, imperfecciones del acontecer social aún no superadas: la jornada infinita, de explotación inacabada que aún recae sobre las féminas, sería, grosso modo, una de ellas. La edición de Enrique Río, la música del matrimonio Leyva Galván, el sonido de Osmani Olivane…y la interpretación de experimentados y seguros actores- Beatriz Viñas, Martha del Río, Norberto Blanco, René de la Cruz- son factores todos de éxito artístico si dependen del rigor y la pasión de una creadora como la Ramos. Su producción data de 2007.
PRESENTACIÓN
¡Hola! Les saludo desde aquí, punto y lugar del Universo conocido para dar noticias de lo que nos sucede aquí, y de lo que imaginamos que sucede -no toda la información es confiable. En testimonio muy personal, conversaremos de las asechanzas de la contemporaneidad -arte, política, sociedad-, tal como se nos muestran en tiempo real, sin mucho descerebrarse y sobre todo, tratando de no aburrirnos. Así que ya está. Nos vemos cada semana para empezar o cada vez que sea posible acceder a esa ruta única y casi mítica de transitar que es hoy Internet.
¡Bienvenidos a PERSONA!
“Ir lo más lejos posible, dado que lo esencial es inconfesable”.
Georges Bataille
La experiencia interior